Este texto es para todas esas personas que en algún momento se han sentido vulnerables, que han sentido que sus sentimientos se le clavaban como pequeños cristales en el alma, que tenían miedo de compartir lo que llevan dentro por no ver como se rompe en mil añicos, este mensaje es para ti. Para ti porque sigues leyendo al verte reflejado, para ti porque sigues leyendo al ver que alguien te necesita a su lado, para ti que quieres un mundo mejor. La sensibilidad no es fragilidad, la sensibilidad es bondad, empatía y amor, la sensibilidad son las ganas de un mundo mejor. Rompe esa cáscara de cristal, deja salir tu sensibilidad, eso te hará fuerte. Es momento de asustar a esos fantasmas, esas almas tacañas que de pequeñas personas hacen grandes sombras, es momento de pintar de sensibilidad el mundo, para que l@s niñ@s no tengan miedo a jugar, no tengan miedo a vivir, para que las pequeñas personas se hagan grandes. Deja que la semilla que llevas dentro crezca y se expanda, aliméntala de sensibilidad y florecerá
Todo empieza cuando cae la noche... el cielo se llena de su manto estrellado, salen los duendes de la noche, la era se llena de hadas cuyas almas lo iluminan todo. Una hoguera calienta nuestros corazones, la música los hace latir con alegres melodías, voces cálidas que nos llegan al alma y nos acompañan.
Pelo blanco que cae por sus brazos como saltitos de una cascada de sabiduría; reflejan luz.
Luz tenue que sólo deja ver ojos que viven, boca que expresa y nariz que marca la dirección, mirando siempre hacia adelante.
Brazos que se abrazan, nos abrazan sus dulces palabras al hablar, siento como me acaricia su voz; igual que despacito se da cariño, nos lo entrega. Recibo su corazón.
Se para, hace un círculo con sus dedos, se ilumina, igual que su mirada. Nos marca el camino.
Tus ojos brillan y antes brillaban, pero no igual, ¿Qué les pasa?
Antes tenías el cielo en tus ojos, de día brillaba el sol y de noche miles de estrellas destellaban en tus pupilas negras. Ahora un río de destellos brotan y negra noche veo en ellos.
Sonrosadas mejillas nacían en tu cara igual que florecen las flores en primavera, todos los días, a todas las horas, de alegres colores todas ellas. Ahora, solemne expresión hay en tu triste rostro, un velo de luto se ve en él por ese amor que en tu corazón ha muerto.
Resplandeciente de energía estabas, de ella toda entera te rodeabas, en una nube de algodón andabas, bailabas y soñabas; hasta que un rayo como un puñal en tu corazón se clavó, todo lo que tenías dentro te sacó y llenos de dolor sus trocitos dejó, de tu nube te caíste, todo el cuerpo de magulladuras te llenaste y tus dulces sueños en las más terribles pesadillas se convirtieron tanto de noche como de día.
Esos amaneceres cual paleta de colores del mejor de los pintores, esos mares y cielos azules que se confunden en uno, esas verdes praderas de las que emana frescura y juventud, y esos anaranjados atardeceres cual campos de Valencia, todas esas joyas naturales se las llevaron con sus aguas esas negras nubes de tormenta, entre truenos y chubascos que fueron calando en tu ser, que te empaparon hasta lo más hondo, tu corazón despedazaron igual como las olas erosionan hasta el acantilado más duro, te despojaron de todas tus cosas, tus recuerdos, tus sonrisas, tus alegrías, tus esperanzas, tus deseos, tus planes y tu futuro, dejándote empapada en un charco lleno de barro, donde ya no puedes seguir hundiéndote ni aprovechar todas tus cosas inservibles llenas de barro; ya sólo queda esperar otra vez al sol, que nos seque nuestros trapos andrajosos, los lavaremos con nuestros mejores jabones, los secaremos bajo un sol cálido y acogedor y nos los volveremos a poner adornándolos con la mejor de nuestras sonrisas, resurgiremos de nuestras cenizas cual ave fénix, que resurge espléndido con sus mejores galas tras salir de la nada.
Hoy he estado en una jornada muy interesante. Me ha servido para darme cuenta de algo que ya sabía, y a lo que hace mucho tiempo le estoy dando vueltas: el poder que tenemos las personas de hacer cosas, el poder del “pueblo”, nuestro propio poder, el poder de decir NO o SI, de opinar. Hay gente que ya lo ha hecho, nosotros mismos en algún momento determinado lo hemos hecho. Creo que es un tema muy interesante. Animo a todas aquellas personas que no están de acuerdo con lo que les rodea, que lo cambien (ya sea un todo o solamente una parte). Creo que debemos a aprender a decir lo que queremos. Y, si nos vamos juntando gente con otras ideas, haremos cosas diferentes. Animo a gente alternativa, con ideas distintas, los llamados “locos”, a que nos aporten si granito de arena para hacer el mundo un poquito más nuestro. Estaré encantada de que me escribáis con vuestras ideas o inquietudes; mi correo es: acastaga@gmail.com
Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme. Quiero que confíes en mí, sin exigirme. Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí. Quiero que me cuides, sin anularme. Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí. Quiero que me abraces, sin asfixiarme. Quiero que me animes, sin empujarme. Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí. Quiero que me protejas, sin mentiras. Quiero que te acerques, sin invadirme. Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten, que las aceptes y no pretendas cambiarlas. Quiero que sepas, que hoy, hoy puedes contar conmigo. Sin condiciones.
No me gustan los malos rollos.
Procuro no fallar nunca a mis amig@s y conocidos en los malos momentos, aunque a veces me pierda alguno de los buenos (perdonadme, no es que pase, es que no se puede estar siempre en todos lados).
email: acastaga@gmail.com
Una cita para compartir:
No hay unas palabras mejores que las otras, simplemente existe el sentimiento con que se dicen.
Ana